Sede Principal: Pza. Cortes Valencianes, 17 46900 Torrent (Valencia) | Consulta Externa: Calle Moralets número 4 bajo 46900 Torrent (Valencia) | Teléfono: 673390305 | Email: info@socpsico.com
Estoy pensando en ir a terapia ¿cómo elegir a mi psicóloga/o?

Estoy pensando en ir a terapia ¿cómo elegir a mi psicóloga/o?

En los últimos años, el interés por la salud mental ha ido en aumento, sobre todo a raíz de la pandemia y de los efectos psicológicos que ha causado en la población. Está cada vez más normalizado el hecho de ir a terapia y tener un/a psicóloga/o de confianza ya no es un estigma.

A veces estar mal es fruto de hacer siempre lo mismo, de evitar hacer algo diferente. Por cabezonería, por desconocimiento o por que has aprendido a hacer las cosas toda la vida de la misma manera. Te faltan herramientas, seguridad en ti mismo/a, tienes un lío tremendo y no sabes por dónde empezar. Pero te sientes mal. Y te decides a pedir cita en una consulta.

Ahora bien, existen multitud de metodologías y de profesionales y cuando vas a elegir un psicólogo/a después de mirar opciones, te preguntas ¿con cuál me quedo?

Pues depende. Va a depender de tu personalidad (y de la personalidad del/de la terapeuta), de tu estilo de aprendizaje, pero sobre todo, del rapport. El rapport o alianza terapéutica es el “feeling” que tienes con el/la profesional. Si entre vosotros/as dos hay sintonía. Si te sientes comprendido/a, escuchado/a y validado/a, hay algo que te dice, “es aquí” y directamente te apetece comprometerte con el proceso. Como cuando conoces a alguien en una cita, hay feeling o no. Pues aquí lo mismo.

Luego viene la primera sesión, con la entrevista clínica y el diagnóstico. Esta última parte no siempre es necesaria. Poner una etiqueta a lo que te pasa a veces no es lo que necesitas, sino únicamente sentirte mejor, y cuanto antes, mejor todavía. Tienes que asegurarte de que estás en buenas manos, y eso implica que cuando llegas a terapia, con suerte tienes únicamente un par o tres de frentes abiertos, y va a haber que establecer prioridades conjuntamente para saber por dónde empezar. Lo mejor es que elijas a un/a terapeuta que se arremangue contigo y curre como el que más bajando a las profundidades. Qué menos.

Cuando ya está más o menos claro qué te pasa y de dónde viene, hay que trabajar. Y aquí empieza la terapia, tratamiento o intervención. Y es donde se abre el abanico de opciones.

En algunos casos, se trabaja únicamente con una metodología. Hay profesionales que se decantan por la terapia cognitivo conductual, que ha demostrado gran evidencia científica porque claro, lleva casi un siglo siendo la única. Pero hay muchas más. Están las terapias contextuales (aceptación y compromiso, dialéctico conductual, entre otras), las de tercera generación, la sistémica, Gestalt, transgeneracional, EMDR para trauma, la Hipnosis, la estimulación transcraneal por corriente directa (tDCS) con grandes y recientes avances en neurociencia. La Terapia Breve Estratégica, el Mindfulness… Hay tantas metodologías con evidencia científica para multitud de problemas que es difícil elegir.

Es como cuando vas a una pastelería y te apetece algo dulce pero no acabas de decidirte de tantas cosas que ves en el escaparate. Al final, es una cuestión de elegir la combinación exclusiva que a ti te va bien, porque si te conoces un poquito, sabes que hay cosas que te van bien, y otras que no, por mucha evidencia que tengan o muy buenas que sean para el resto de los mortales.

 Si no te gusta profundizar en tu infancia, ni elaborar una línea de vida ni un genograma, técnicas cognitivo conductuales te irán de cine. Vas a terapia cada semana o cada dos, ventilas lo que te pasa, analizas con tu terapeuta, y registras pensamientos y conductas y llevas un cuaderno con deberes semanales. Ahora bien, si lo que quieres es una solución más rápida o más profunda, vas a tener que abrir la mente. Porque hay otras formas de emprender el camino hacia el cambio. No es lo mismo ir por el camino marcado que salirse un poco y explorar por sitios que nadie ha pisado todavía. Acojona más, porque los cambios generalmente dan un poco de miedo, pero no sabes lo que te vas a encontrar, y eso lo hace más interesante, diferente, y más excitante. 

Según Carl Jung, lo que niegas te somete y lo que aceptas te transforma. Para llegar a entender y comprender, es necesario bucear en las profundidades de uno/a mismo/a. Puede que duela, eso seguramente, pero es como una herida enquistada. Hasta que no se abre y no se limpia bien, no se va a curar. Y esto, con llevar un cuaderno con pensamientos y conductas (clásico ABC), no es suficiente. Necesitamos más.

 

Y ahí es dónde entran en juego el resto de metodologías. Habrá problemas que tengan una solución breve y que se resuelvan con estrategias terapéuticas focalizadas y rápidas. Otros problemas, muy cabrones, parecen una cosa y al final son otra, ya que descubrimos durante el camino que vienen de algo o de alguien que no sabíamos conscientemente. 

Entonces, ¿por qué elegir sólo una? ¿Y si pudieras elegir una combinación de todas, exclusiva para ti, para cada uno de tus problemas?

Eso sí, lo que está claro es que el/la terapeuta que elijas ha de ser honesto/a, explicarte bien todas las opciones. Si no se avanza, si se llega a un punto muerto, te lo tiene que decir. Si nota que necesitas un cambio, un giro en el camino, entre ambos/as tenéis que poder diseñar ese cambio de modo directo, tranquilo y sincero. Si de repente sale algo en alguna sesión que estaba oculto, y se necesita bajar a las profundidades y descubrir el origen, tu terapeuta tiene que darte opciones para hacerlo y entre los/as dos, elegir lo que mejor se adapte a ti.

Mola mucho ir a consulta y sentir que al menos en ese lugar y en ese momento, tienes el control de tu vida y que estás trabajando para ti. Y que alguien te está ayudando en el camino, te está dando la mano por si te caes. Mirándote de lejos en otras ocasiones para ver lo bien que lo haces tú solo/a. Que se alegra de verte caminar, que se siente orgulloso/a de ti. Porque aceptar lo que eres, amarte, disfrutar del momento, y dejar de juzgarte no tiene precio. 

Así que el mejor consejo para elegir terapeuta es dejar que tu intuición te diga por dónde ir. Hacer caso a las señales psicosomáticas de nuestro cuerpo. Nuestra voz interior, a la que rara vez le hacemos caso. 

Y sí, elige a alguien que conozca todas las teorías y domine todas las técnicas, pero que cuando toque tu alma humana, simplemente sea otra alma humana. (De nuevo, C. Jung)

En nuestra clínica somos un equipo de profesionales que cree en la sinergia y el trabajo en equipo. Nuestras almas intentan siempre que el alma de quien entre por la puerta reciba la mejor atención y mejore en el mínimo tiempo posible. Por eso combinamos técnicas y metodologías exclusivas para cada uno/a de nuestros pacientes. Con todo el cariño, el buen hacer, el amor y la pasión que ponemos a nuestro trabajo. Porque trabajar haciendo lo que nos apasiona nos hace diferentes. 

Nunca esperes menos. Te mereces eso y más. 

Cerrar menú
×